Imagen | Laura Árbol
El huevo, ese elemento imprescindible de naturaleza camaleónica.
Sus sabores nos informan de un estado de ánimo, nos cuentan una historia.
Con los ojos cerrados y un tenedor en la mano, me rindo a esta pieza turgente y ovalada que brilla sin brillar.
Trae texturas encontradas, suavidad y firmeza frente a una masa sabrosa.
Toques de sal, otros de azufre, el perfume del acompañante.
Discreto y elegante, presente sin molestar.
Leer más en HomoNoSapiens |El lector impaciente